La Dirección, en la charla celebrada en el último encuentro con empleados, respondió a una pregunta de un compañero sobre el estado de la negociación colectiva. Javier Conde, Director de RR. HH., afirmó que están elaborando una nueva propuesta para el I Convenio Colectivo de SRA tomando como base el XXIV Convenio Colectivo de SRA, es decir, el convenio actualmente vigente. Ese mismo mensaje fue trasladado también a la plantilla en comunicados remitidos por M.ª Teresa Campillo.
Puede parecer un matiz menor, pero no lo es. Es un cambio relevante porque confirma lo que el Comité de Empresa viene señalando desde el inicio y explica, en gran medida, por qué llevamos negociando desde 2024 sin avances sustanciales: la Dirección ha intentado negociar “desde máximos”, presentando una propuesta que alteraba de forma masiva el contenido del convenio actual, afectando a la gran mayoría de sus materias. Esto implicaba recortes de derechos, la negativa a reconocer realidades ya consolidadas en la organización del trabajo —como la flexibilidad horaria— y el cierre definitivo a determinados derechos que, tras años de falta de impulso y aplicación, han ido quedando vaciados en la práctica.
Ese enfoque es la razón principal por la que, tras más de una veintena de reuniones, la negociación se ha mantenido bloqueada. Pese a ello, la Dirección ha insistido en responsabilizar al Comité de Empresa de la falta de avances.
Por eso, el anuncio de que ahora trabajarán sobre el convenio en vigor es una rectificación significativa y, de hecho, un reconocimiento implícito de que uno de los problemas centrales ha sido su posición negociadora. Este giro llega, además, en un contexto de creciente presión sobre el asunto y, previsiblemente, tras la intervención o el interés de distintas instancias.
Presiones, despachos de abogados, asesorías externas, expertos en comunicación… Entendemos que la Dirección no está acostumbrada a negociar con una representación de las personas trabajadoras que cree firmemente en lo que defiende. Pero convendría que, a estas alturas, hubiera extraído una lección clara: el dinero que generamos las trabajadoras y los trabajadores debe destinarse al bien de la empresa y a mejorar las condiciones de trabajo, no a intentar imponer objetivos que no son justos y que, con el Comité de Empresa enfrente, no van a prosperar.
Desde nuestro grupo lo tenemos claro: negociar no es “empezar de cero” para recortar lo conquistado. Negociar es mejorar lo existente, blindar derechos, adaptar el texto a la realidad del trabajo y dar seguridad a toda la plantilla.
