Qué hacer con la vida…

“Señor Gala, ¿qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida?”

Antonio Gala:
“En principio yo le diría: irse a una playa. Pero en el fondo, de verdad, tengo que decirle que salir de esta especie de laberinto en que nos han metido, una vida que no es la nuestra y que no es la mandada. Que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final. Salirse de esa cadena terrible, desencadenarse. A riesgo de la soledad, a riesgo de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos. Salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día. Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es la inteligencia. Porque una inteligencia que no nos ayude a vivir, no la quiero. No me sirve para nada. No creo que le sirva para nada a nadie”.


La reflexión de Antonio Gala nos invita a cuestionar profundamente la estructura y el sentido de nuestras vidas dentro del engranaje de la sociedad moderna. Sus palabras nos desafían a reconsiderar nuestra participación en un sistema que perpetúa una forma de esclavitud camuflada bajo la rutina diaria y las obligaciones impuestas.

En primer lugar, Gala apunta a la noción del “laberinto” en el que nos encontramos inmersos. Este laberinto puede interpretarse como las complejas redes de expectativas sociales, laborales y personales que moldean y, en muchos casos, limitan nuestra vida. La metáfora del laberinto sugiere una existencia marcada por la confusión y la falta de dirección propia, donde las decisiones individuales están condicionadas por estructuras externas que rara vez cuestionamos.

La propuesta de “irse a una playa” o “al campo” simboliza el acto de desconexión y retorno a una vida más auténtica y simple. En este sentido, Gala nos recuerda la filosofía epicúrea que aboga por la búsqueda de la tranquilidad (ataraxia) y el placer simple (hedoné), alejados de las perturbaciones y los excesos del mundo civilizado. La invitación a “salir de esa extraña y monótona esclavitud” es un llamado a redescubrir lo esencial, a reconectar con la naturaleza y con nuestro ser más genuino.

Esta reflexión también nos lleva a considerar el concepto de libertad. La “desencadenarse” implica un acto de liberación, de romper con las cadenas invisibles que nos atan a una existencia predeterminada. Sin embargo, esta búsqueda de libertad no está exenta de riesgos: la soledad y la incomprensión. Aquí, Gala toca un punto crucial de la condición humana: la tensión entre la individualidad y la necesidad de pertenencia. Al buscar una vida auténtica, es posible enfrentarse al aislamiento, pero este precio puede ser visto como necesario para alcanzar una verdadera realización personal.

En cuanto a la inteligencia, Gala nos ofrece una definición provocadora y profundamente humana: una inteligencia que no nos ayude a vivir, que no nos permita experimentar el gozo y la plenitud de cada día, es una inteligencia inútil. Esta afirmación resuena con la idea aristotélica de la eudaimonía, el florecimiento humano, donde la verdadera sabiduría se encuentra en vivir una vida plena y virtuosa.

Gala nos recuerda que la vida es más que una serie de tareas y obligaciones; es una serie de momentos llenos de potencial para el gozo, la sonrisa, el color y el aroma. Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo podemos reconfigurar nuestra relación con el trabajo y la vida diaria para que sirvan a nuestro bienestar y no al revés.

Antonio Gala nos desafía a redefinir la inteligencia no como mera acumulación de conocimientos o habilidades técnicas, sino como la capacidad de vivir plenamente, de encontrar gozo y significado en cada día. Es un llamado a la liberación, a la reconexión con nuestra esencia y a la creación de una vida que realmente valga la pena vivir.

Por Monico Malatesta

Rebelde y valiente, Malatesta siempre ha luchado por sus derechos y se ha opuesto a cualquier forma de poder. De pluma afilada, tiene una gran habilidad para analizar los acontecimientos y para pelar plátanos.

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