La correlación de fuerzas en una negociación se refiere a la relación entre las partes implicadas en la negociación en cuanto a su poder y su capacidad de influencia en el resultado final. Si una de las partes tiene una posición de poder más fuerte tendrá una mayor capacidad para imponer sus condiciones y obtener un resultado favorable para sí misma.
Por tanto, una reflexión a hacer en este sentido, en el contexto de la negociación de nuestro convenio colectivo, podría ser:
¿cuál es, a día de hoy, la correlación de fuerzas entre la RLT y la Dirección en Siemens RA?
Esta puede ser una pregunta trampa y un flotador salvavidas para los más cobardes: alguien podría considerar que la Dirección siempre es más fuerte y que no hay nada que hacer; así calma a su conciencia, ya tiene una excusa fácil que dar y además puede criticar a ambas partes.
En mi opinión, tiene que haber dos formas de enfrentarse a esa cuestión, y depende de donde estés posicionado en ese momento.
Si estás en el grupo negociador, tienes que tener una actitud realista y exigente. Parece que podrían ser realidades contrapuestas pero no es así. Me explico. El preacuerdo que se alcanzó para el XXIV Convenio Colectivo de Siemens RA no fue un acuerdo justo, y esto no es cuestionable para cualquiera que revise las cifras del IPC de los años afectados pero, sobre todo, si revisas los resultados económicos de la empresa. Pero es que el texto que se presenta a los trabajadores en una asamblea no siempre tiene por qué ser el acuerdo que les parece bien a los negociadores de los trabajadores sino que puede ser el mejor acuerdo al que han conseguido llegar con las herramientas disponibles. Si el negociador llega hasta el último escalón de la escalera y dice que no, entonces tiene que volver al punto de partida. Sin embargo, si desde ese escalón pide ayuda y la recibe, entonces la escalera se alarga para mostrar que se puede seguir subiendo y si no recibe ayuda, pues por lo menos ha conseguido arañar algo.
Por otro lado, es el trabajador el que “crea la realidad”, es quien decide cual será la correlación de fuerzas. Él debe de dar una respuesta proactiva a la pregunta. Es la persona la responsable, no ya de decidir si el acuerdo es bueno o no, sino de cuan bueno va a ser.
Y lo más crudo de todo esto es que, por mucho que algunos quieran engañarse, sólo hay dos formas de posicionarse ante esta cuestión. Incluso hacerse el indiferente o no contestar a la pregunta es tomar una postura decisiva en la situación.
Por lo tanto, tal vez la pregunta a hacerse debería de ser:
¿En que lado de la balanza te vas a colocar tú la próxima vez?